Diez horas de heroísmo en el mar Cantábrico

  • 8 December 2017
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PALOMA LAMADRID GIJÓN.Viernes, 8 diciembre 2017, 04:52

Felipe Menéndez y Miguel García, 'Milu', se agarraron a la vida. Sobrevivieron más de diez horas en las frías aguas del Cantábrico asidos a la proa de la embarcación en la que habían salido a pescar el miércoles por la tarde. 'Julia María', como se llama el barco de recreo, se hundió casi en su totalidad a tres millas al norte del cabo Peñas. Esta pareja de amigos, vecinos de Riberas de Pravia (Soto del Barco) y Corollos (Cudillero), respectivamente, había salido a practicar esta actividad, desde San Juan de la Arena, en torno a las 18 horas. Cuando estaba próximo el anochecer, sus compañeros de la Cofradía de Pescadores de La Arena se extrañaron de su tardanza -se les esperaba a las ocho- y avisaron a la mujer de Miguel, quien, a su vez, alertó a la de Felipe. Como no respondían a los móviles, las esposas no dudaron en llamar al 112, que comunicó la incidencia a Salvamento Marítimo.

Se desplegó un amplio operativo de búsqueda a ambos lados del cabo Peñas, que incluía la patrulla de la Guardia Civil Río Navia, la embarcación 'Salvamar Rigel', el helicóptero Helimer 203 y el buque de salvamento 'Alonso de Chaves'. Además, la Benemérita estableció un dispositivo de búsqueda por el borde de la costa, en el que participaron una patrulla del cuartel de Cancienes y dos del de Piedras Blancas, que también se ocuparon de atender a los familiares. Después de un intenso rastreo en la oscuridad de la noche, desde el 'Alonso de Chaves' se escucharon silbidos y gritos de auxilio. La tripulación iluminó la zona de la que procedía el sonido y halló a los dos pescadores. Les encontraron agarrados a la proa de la embarcación, la única parte que quedaba a flote. Miguel, de 46 años, «estaba en shock», mientras que Felipe, de 48, mantenía la consciencia, explicó una integrante del equipo de rescate. El reloj marcaba alrededor de las seis de la mañana. «Les entró agua en la embarcación, reventó y, en cuestión de segundos, se hundió de golpe. No tuvieron tiempo a reaccionar», explicó ayer Raquel Agüeros, prima de Miguel. Lo único que pudieron hacer los pescadores fue coger los chalecos salvavidas y lanzarlos fuera de la barca».

La familiar de Miguel hizo estas declaraciones a las puertas del Hospital de Jove. Una vez rescatados por el buque 'Alonso de Chaves', ambos fueron trasladados en el Helimer al helipuerto de El Musel y, de ahí, al citado centro sanitario, donde se recuperan de la hipotermia severa que sufrían después de pasar tantas horas en el agua. Miguel ingresó en peores condiciones que su compañero. Según explicó su prima, recibió atenciones médicas en cuidados intermedios «porque tenía una pequeña arritmia». Una dificultad que, a primera hora de la tarde, cuando los médicos informaron a su familia de su estado, ya había superado.

«Cansados y emocionados»

De modo que el pronóstico era bueno y sus allegados esperaban que su traslado a una habitación se produjera en las horas siguientes y que la recuperación no se demore mucho. Por su parte, Felipe llegó al hospital más estable. «Subió directamente de Urgencias a planta», señaló Agüeros. «Ya comieron y están bien. Muy cansados y recuperándose. Y emocionados también», aseguró. 'Milu' fue, durante muchos años, jugador del Avilés Hollywood, en la división de plata del fútbol-sala. Tanto él como Felipe son profesionales de la pesca. En verano, se dedican al ocle y, en invierno, a la angula y el percebe. Estos días, dadas las adversas condiciones meteorológicas, aprovecharon para practicar pesca deportiva.

Después de rescatar a los pescadores, las labores de recuperación del barco 'Julia María', de 4,6 metros de eslora, se prolongaron durante varias horas. Miembros del equipo de salvamento destacaron las dificultades del operativo y la fortaleza demostrada por ambos hombres. «Esta Navidad volvieron a nacer», apuntó uno, mientras que otro confirmó que «los pescadores lo pasaron muy mal». Ese resquicio de embarcación y los chalecos salvavidas resultaron cruciales para que ambos pudieran resistir los rigores del Cantábrico que, por fortuna, estaba en calma. Ahora les queda recuperarse y contar esta heroica aventura a sus compañeros y amigos.

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